domingo, 22 de mayo de 2011

Diez (feas) verdades sobre el periodismo moderno

1. Sólo se publican las historias que venden


La razón por la que es más probable que se lea acerca de una balacera o el nuevo descubrimiento de cadáveres en una fosa clandestina, en vez de saberse sobre la inauguración de una biblioteca se debe a la disminución de los recursos humanos y los ingresos económicos en los organismos de radiodifusión y publicaciones impresas, lo que las lleva a dedicar su tiempo a las historias que aseguran la atención de los ciudadanos. Hay iniciativas en sitios hiperlocales como EveryBlock que han intensificado su trabajo periodístico para llenar el vacío, pero la frase "la sangre va en portada" es cada vez más evidente en todos los medios.

2. Muchas historias no son corregidas ni verificadas

En la era de los despidos y adquisiciones, muchas de las primeras personas en ser despedidas son los editores y los correctores, personas encargadas de garantizar que las historias publicadas son exactas, están bien respaldadas y bien escritas. Sin editores, muchas historias, especialmente las que aparecen en las versiones web, se publican sin que se compruebe la ortografía y la gramática. Estos errores son cada vez más frecuentes y debilitan la credibilidad del medio de comunicación.

3. Cada vez más noticias vienen de agencias

Hace algunos años los periódicos estaban llenos de historias escritas por los periodistas, que abundaban sobre los grandes temas nacionales e internacionales. A medida que estos grandes periodistas están siendo retirados, es cada vez más frecuente ver noticias nacionales que vienen de agencias como Notimex, SUN o hasta Reuters y Associated Press, y eso significa que la variedad de voces, opiniones y perspectivas se va reduciendo cada vez más.

4. Algunos periodistas están motivados sólo por ser los primeros en publicar la historia

La gran mayoría de los periodistas gravitan en torno a la profesión con el único propósito de difundir la noticia a tantas personas como sea posible. También hay algunos periodistas que escriben historias no para los lectores, sino para ganar la atención de los políticos o los grandes empresarios. Algunas historias se escriben para ganar la adoración de otros periodistas, en lugar de capacitar u orientar a los lectores.

5. Los periodistas sesgan sus historias

Es necesario ser sinceros: no existe la imparcialidad en el periodismo... es humanamente imposible. Si bien a menudo los periodistas (cada vez menos) se esfuerzan por asegurarse de que sus historias sean lo más imparciales posible, cubren muchos temas o problemas específicos porque se sienten particularmente atraídos sobre ellos. Quien diga que sus historias son totalmente imparciales está mintiendo... y siendo brutalmente parcial.

6. Algunos periodistas "Wikipean" sus historias

Aunque el uso de la Wikipedia está mal visto en muchas salas de redacción por su falta de fiabilidad, muchos reporteros utilizan con alarmante confianza esta enciclopedia en línea como una fuente no verificada, y el problema radica en que los hechos que aparecen en el sitio a veces se abren camino para historias y noticias. Tal fue el caso del sonadísimo caso del obituario del compositor francés Maurice Jarre. Muchos periódicos respetables publicaron una cita que encontraron en su página de Wikipedia que nunca fue pronunciada por el propio Jarre, y que fue añadida a la página por un estudiante universitario de 22 años de edad que admiraba al compositor. Mega oso!

7. No existe una gran conspiración contra la libertad de prensa

Bueno... no es precisamente una verdad horrible, al contrario. Pero lo malo es que es una verdad que muchos se niegan a aceptar. Hay un número creciente de críticos que denuncian que los medios de comunicación, de manera colectiva e intencionada, impulsan y destacan la agenda política de la derecha, de la izquierda o de la social democracia. Es absolutamente imposible pensar en una coordinación o elucubración de semejante tamaño y efectividad, sobre todo si tenemos en cuenta que la mayoría de las publicaciones están formadas por periodistas con una amplia variedad de intereses y (por supuesto) con sus propias filias y fobias políticas (como usted y como yo).

8. Muchos periodistas tienen proyectos paralelos

En la edad de oro del periodismo, los reporteros podían darse el lujo de dedicarse exclusivamente a su trabajo en las grandes redacciones, cuando no había temor a ser objeto de despidos repentinos. Pero la triste realidad de los tiempos modernos es que un aviso de despido puede llegar en cualquier momento y sin previo aviso, además de que los cheques de pago son más y más pequeños. Ante esta realidad, no debiera extrañar a nadie que cada vez más y más periodistas escriben libros, crean blogs, se dedican a la consultoría y trabajan para construir y fortalecer su marca personal y así contar con un par de miles de pesos extra para llevar suficiente comida a casa.


9. Las noticias del mundo de la farándula son las que mandan

Es una regla: nomás es abrir el correo electrónico o revisar los blogs especializados y me encuentro con decenas y decenas de lamentos de periodistas que se quejan por el deterioro del periodismo. Y qué decir de las incontables ocasiones en las que se ha diagnosticado la "muerte del periodismo". Estos colegas por supuesto se refieren a las grandes obras de periodismo de investigación que destruyeron a encumbrados políticos y arrojaron luz sobre tenebrosas empresas que hacían turbios negocios a costa de la salud pública. Pero la realidad es que las historias más populares, las más recordadas y las más buscadas por los ciudadanos son las relacionadas con la farándula y los espectáculos. Seamos sinceros: la tragedia de los glúteos de Alejandra Guzmán tuvo más tráfico que ninguna otra historia, por encima del monstruoso desfalco a PEMEX.

10. Nadie tiene las respuestas

Todo el mundo está buscando a el gran salvador del periodismo, y de paso la gran solución a los problemas de la industria de distribución de noticias. Las redes sociales, la reestructuración de cuentas publicitarias, los  micropagos, AdSense, la colocación de anuncios compartidos o los combos publicitarios han sido sugeridos infinidad de veces como la clave para salvar el periodismo, pero el que diga que tiene la respuesta definitiva está completamente chalado o terriblemente mal informado. Muchos estamos pensando, trabajando y maquinando cómo podemos colaborar y a hacer todo lo posible para garantizar el futuro del periodismo, pero la solución mágica aún está pendiente (y lejos) de ser una realidad.

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